jueves, 27 de enero de 2011

Acoger a Cristo








Acoger a Cristo


Acoger a Cristo significa recibir del Padre el mandato de de vivir en el amor a El y a los hermanos, sintiéndose solidario con todos, sin ninguna discriminación; significa creer que en la historia humana, a pesar de estar marcada por el mal y por el sufrimiento, la última palabra pertenece a la vida y al amor, porque Dios vino a habitar entre nosotros para que pudiésemos vivir en El.

En la Encarnación se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, y nos dio la Redención de su Sangre derramada sobre la cruz. (CIC 517)

En el Calvario "Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados" (Isaías 53: 4-5). El sacrificio supremo de su vida, libremente consumado por nuestra salvación, nos habla del amor infinito que Dios nos tiene.

"Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en El no muera, sino que tenga vida eterna" (Juan 3: 16). Lo envió a compartir en todo, menos en el pecado, nuestra condición humana; lo entregó totalmente a los hombres a pesar de su rechazo obstinado y homicida para obtener para ellos, con su muerte, la Reconciliación.

Jesús salió al encuentro de la muerte, no se retiró ante ninguna de las consecuencias de su "ser con nosotros" como Emmanuel. Se puso en nuestro lugar, rescatándonos, sobre la cruz, del mal y del pecado.

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